Calderos y Reyes Magos recorrieron las calles de Lumbier
La antigua costumbre de arrastrar las ristras de latas se reduce a la mañana
Cincuenta establecimientos respaldaron la cabalgata, en la que participaron un centenar de niños
Xabier García, Eñaut y Asier Armendáriz y Eneko Abaurrea arrastran su calderos por las calles. |
Los Reyes Magos adoraron al Niño a las puertas de la iglesia, a su llegada a Lumbier |
Lumbier. Casi se hizo el mediodía para cuando las primeras cuadrillas de txikis con sus ristras de calderos se asomaron a las calles y plazas de Lumbier. Y es que parece que siempre cuesta salir los primeros, por lo que se suele esperar a ver si se oye el ruido por la calle Mayor, la más transitada, para incorporarse a la fiesta en la mañana del día 5. Ayer, los niños Xabier García, de 7 años; Eñaut Armendáriz, de 12; Eneko Abaurrea, de 8; Asier Armendáriz de 10; Iker Caballero, de 8, y Aleix Garrie, de 9, corrían desde el frontón hasta la sociedad Larrainenea.
"Nos hemos juntado para correr porque nos gusta mucho salir este día", afirmaban. Reconocían no saber muy bien en qué consistía la celebración. "Algo hemos oído en casa y nos gusta participar para seguir el ritual", explicaba Eñaut, mientras que Asier expresaba claramente un deseo que se repite en los últimos años: "Tendrían que animarse más personas, más chicos y chicas, y entre todos habría más calderos". Lo cierto es que esta fiesta ancestral de Lumbier que consiste en provocar el estruendo para que los Reyes no pasen de largo y en ahuyentar los malos espíritus de sus calles, se ha reducido a la mañana de la víspera de Reyes, y que cada año son los más pequeños los que arrastran sus latas y perolas seguidos de sus padres.
Se echa en falta en el pueblo un empuje a esta vieja tradición que ya ha desaparecido de la noche del día 5. Los últimos organizadores de los mejores años recordaban ayer que los calderos comenzaron a perder fuerza hace unos quince , y que los niños se descuelgan a partir de los doce. Parece que tampoco los jóvenes están por la labor. Los tiempos han cambiado, y las diversiones apuntan en otra dirección. "El Ayuntamiento tendría que potenciarlo con premios que no cuestan mucho dinero, y estimulan la participación", decían.
Por la tarde, los Reyes Magos llegaron puntuales a caballo, con su séquito y la banda. Más de cien niños participaron en la cabalgata recibida por las autoridades en la puerta de la iglesia. Tras la ilusión de los Magos, poteo y cenas en las que el rosco se sumó a los dulces navideños. Y tras la cena, allí donde se guarda la costumbre, se echó el reinau con las cartas, origen tal vez de los actuales calderos.
Fuente:Noticias de N avarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario