viernes, 14 de junio de 2013

Unidos por el trazado de El Irati




  


Unidos por el trazado de El Irati

Fernando Hualde recupera la memoria del antiguo tren con el apoyo de 11 ayuntamientos y una junta de valle

El viejo Irati, a su paso por la Foz de Lumbier, con sus espectaculares vistas.
El viejo Irati, a su paso por la Foz de Lumbier, con sus espectaculares vistas. (CEDIDA)

SESENTA años después de su desaparición, el ferrocarril El Irati sigue uniendo a los pueblos por los que transcurrió su recorrido, tal y como se puso ayer de manifiesto en la presentación del último libro del historiador Fernando Hualde Gállego (Pamplona 1961), Ferrocarril El Irati. Hualde eligió para la ocasión la sede de Cederna-Garalur, asociación colaboradora, junto con la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza, además de once ayuntamientos: Aoiz, Burlada, Huarte, Liédena, Lizoáin, Lónguida, Lumbier, Sangüesa, Urraúl Bajo, Urroz-Villa y Villava, (tan solo Egüés y Pamplona se han quedado al margen), y la Junta del Valle de Aezkoa.
  
No en vano Cederna trabaja en el proyecto de recuperación de su trazado a través de la Vía Verde del Irati como nexo de unión entre los valles, como un eje estructural entre el Pirineo y el Prepirineo, hasta Huarte y Pamplona, enmarcado en el Plan Sectorial de Incidencia Supramunicipal (PSIS), que se tramitará al Gobierno a finales de este año o primeros del próximo, por lo que tal y como exponía su gerente, Isabel Elizalde, el trabajo de Hualde "pone en valor el patrimonio y es una manera de hacer Montaña".
  
Ferrocarril El Irati, tercer libro de la colección Recorrido por el Patrimonio de Navarra, después del Valle de Izagaondoa y de la Alfarería de Lumbier, tiene su origen en un convenio que el Ayuntamiento de Urraúl Bajo, con el entonces alcalde Fernando Cabodevilla, firmó con Eusko Ikaskuntza para trabajar en un fondo de información sobre el ferrocarril El Irati. La tarea fue encomendada al historiador y etnógrafo Fernando Hualde, que invirtió año y medio entre 2005 y 2006, y que fue presentado en un soporte digital en Artieda el año 2007. "Tenía ilusión por pasar todo aquello a papel, y creo que la gente también lo deseaba. Además, aquella labor se fue engordando y había que materializarla", señaló Hualde. 
  
Para tal fin, una vez más se apoyó en el también historiador David Mariezkurrena y el fruto de su trabajo ve la luz con un volumen de 464 páginas, con 150 ilustraciones, editado por Lamiñarra. El tándem Hualde-Mariezkurrena permite conocer el pasado de la historia de un tren pionero y el carácter de unos aezkoanos emprendedores, como Domingo Elizondo, que vieron en recursos locales la posibilidad de proyectos para la Montaña, por lo que el contenido de la obra de Hualde se convierte además en modelo para los tiempos actuales, tanto para los emprendedores en tiempos difíciles como para los políticos, "porque no cabe mayor generosidad que trabajar y que tu trabajo revierta en tu pueblo. El tren impulsó a la Merindad de Sangüesa entonces, y ahora la Vía Verde puede ser un recurso turístico", añadió.
  
Ferrocarril El Irati recupera la memoria de principios del siglo XX, cuando la Merindad de Sangüesa atravesaba un momento delicado que un grupo de emprendedores aezkoanos supieron aprovechar al amparo de la explotación forestal llevada a cabo en los valles pirenaicos de Navarra para poner en marcha el primer ferrocarril eléctrico que circuló por la Península Ibérica, y el segundo de Europa.
  
Entre los años 1911 y 1955 El Irati cubrió diariamente el trayecto Pamplona-Sangüesa y, como remarca Hualde, fue mucho más que un medio de transporte. "Fue sobre todo una bocanada de aire fresco, de vida y progreso que volvió a llenar de futuro durante más de cuatro décadas a los vecinos de los pueblos que habían perdido la esperanza. "Fue único a nivel tecnológico, emocional, empresarial y social", dijo Hualde, quien considera que ha saldado la deuda con la historia de ese tren y de los hombres que lo impulsaron. 
  
Tan importante como el conocido popularmente como Escachamatas es para Hualde que siga siendo motivo y símbolo de unión entre los pueblos, y por ello se mostró agradecido con el respaldo institucional, que le acompañó en la puesta de largo de su último libro al que le seguirán este verano otros dos: uno sobre la indumentaria roncalesa y otro del bicentenario de la quema de Isaba. Su vocación por recuperar en este caso medio siglo de El Irati "hace posible su divulgación y conocer con un lenguaje llano y mucho sentimiento su historia", aseguró su compañero. Pero la aportación más fuerte del libro es el hecho de que se respalda sobre 135 documentos de la historia oficial. Ello se completa con los testimonios de una decena de personas que lo vivieron.
  
Articulada la base, actualizarla no cuesta nada. La investigación sigue dando frutos y la carpeta va engordando. Con toda probabilidad, habrá más ediciones. El incansable Hualde, como lo definió cariñosamente Mariezkurrena, va camino del cuarto libro de la colección. Éste sobre el Rey de la Faba.
 





   
 

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