La Escuela de Música de Lumbier Festeja sus 25 años
Vive uno de sus mejores momentos y fortalece su
vínculo con el pueblo
Esta tarde, las bandas txiki y haundi compartirán
el escenario con Oskorri, como colofón de sus bodas de plata
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El director, Daniel Aristu, entre sus alumnos de la banda txiki, prepara el concierto en el cine. |
El
calendario de la celebración del 25º aniversario de la escuela de música de
Lumbier avanza, y como colofón del final del curso esta tarde la banda txiki y
la haundi compartirán escenario con Oskorri. El primer gran concierto, previsto
para las 6 de la tarde en el frontón Rubén Aramendía, ha supuesto para los más
pequeños el trabajo de todo el trimestre, y para los mayores, la posibilidad de
interpretar conjuntamente sus conocidos temas. "Hemos crecido con sus
canciones", expresan.
Lumbier.
Unos y otros han pasado o están pasando todavía por las aulas de la escuela,
que pasados 25 años desde que echara a andar vive hoy uno de sus mejores
momentos. Cuenta con 98 alumnos y 148 matrículas en total, entre lenguaje
musical e instrumento, con una amplia oferta. "El 95% de los chavales y
chavalas del pueblo están aquí, metidos en la música, con gran motivación,
unidos en un punto de encuentro. Esto forma parte de la vida del pueblo",
asegura su director, Daniel Aristu, de 32 años, que también se forjó en ella,
de donde salió al conservatorio superior Pablo Sarasate para estudiar la
carrera de trompeta.
La gran tradición musical de esta localidad y la
transmisión generacional cobra especial importancia en la génesis de este
centro. Surgió en 1988, de la inquietud de un grupo de padres aficionados que
acudían a formarse a Sangüesa. Sin local fijo, y sin nombre hasta que el
Ayuntamiento se lo dio en 2010, a raíz de una moción de NaBai que lo tomó del
pianista y compositor local Joaquín Larregla, no ha parado de crecer, y es un
referente en la vida social y cultural de la localidad. La escuela ha
posibilitado la formación y un cambio de estilo de txaranga y de banda con aire
más joven. Sin duda, algo tendría que ver en ello la propia juventud de Aristu,
que cogió la batuta, primero de la banda, con 21 años, hace ahora 12, y después
se hizo cargo de la docencia como profesor de trompeta y de la dirección de la
escuela, puesto que hoy compagina con su trabajo docente en Etxarri Aranatz.
"Esta es una escuela joven que elige los temas y prepara los montajes
prácticamente entre amigos. La música hace piña, une, disfrutamos e intentamos
que con ello disfruten los demás", apunta Daniel Aristu.
La escuela cuenta con una banda txiki, compuesta
por unos 35 alumnos de once a catorce años. De ella, tres o cuatro pasan cada
curso a la grande, formada por 43 miembros. "De la escuela a la banda se
perdían muchos, así el salto es más corto", explica el director.
Durante estos años ha logrado su objetivo: nutrir
al pueblo de músicos. También establecerse físicamente entre el colegio y el
cine. Cansados de ir con la música a otra parte, lograron que el Ayuntamiento
habilitara unas salas para ellos. "Necesitamos del apoyo institucional
para que esto siga adelante. De momento, las cuotas se mantienen, pero sabemos
que los recortes llegarán", adelanta Aristu. A pesar de ello, una cosa
está clara: la afición está asegurada.
Fuente: Noticias de Navarra
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