jueves, 3 de abril de 2014

Primer Día de la Tostada de Lumbier




 
Lumbier saca su aceite a la calle en el I Día de la Tostada

Los olivareros locales organizaron la fiesta, con vocación de continuidad
La fiesta tuvo gran aceptación en la localidad.
La fiesta tuvo gran aceptación en la localidad. (M.Z.E)


LUMBIER - El grupo de olivareros de Lumbier disfrutó e hizo disfrutar a todos los vecinos y vecinas que quisieron acercarse el domingo a la plaza de Santa María, donde se celebró el I Día de la Tostada, organizado por este colectivo. Treinta y cinco kilos de pan, el doble de vino, y una cantidad de aceite y de ajos sin precisar se repartieron en el día del estreno de la fiesta. "Hace años que veníamos dándole vueltas a la idea hasta que nos hemos lanzado con ilusión", explicaba Pedro Ustárroz.

Les pareció sencillo: pan, vino, aceite y ajos, todo de Lumbier; elegir un lugar, la plaza de Santa María, céntrica e infrautilizada, y una fecha, después de la famosa de Arróniz. El aceite y los ajos los pusieron ellos; el pan y el vino lo aportaron gustosos los panaderos (incluido el de Artieda) y los bodegueros locales. Faltaban solo los comensales, que comenzaron a llegar a primeras horas y no dejaron de hacerlo a lo largo de toda la mañana atraídos por la novedosa iniciativa que les permitió degustar el producto de la oliva que cultivan con afición y cierto orgullo. "Nos sentimos orgullosos de mantener la tradición de los olivos y de organizar esta fiesta para el pueblo", apuntaba Tomás Belzunegui.

ZONA LÍMITE "Lumbier es el último pueblo de la zona donde se encuentran olivos, almendros y uvas", afirmaba Alberto Bidondo, que plantó sus olivos hace trece años. Él cultiva la arbequina, aunque la más autóctona es la vidrial, que aguanta más el frío", apuntaban, y que junto con la empeltre son las variedades que se cultivan en la localidad. Crecen en parajes como La Piedra, El Lardín, Bijués debajo de la Peña, o en Saso Tabía, donde conviven olivos jóvenes y centenarios, cuya cosecha se junta con la de Aibar y parte hacia Arróniz, en cuyo trujal se convierte en aceite por lo que toma su DO. EEs un aceite producto de mucha mezcla. Ahora estamos pensando comprar la máquina necesaria y elaborar nuestro propio aceite. En este caso, tendríamos otra tostada con otro aceite, más fuerte, gustoso y ácido, y cada uno de nosotros, con el suyo", señalan.

A día de hoy, entre diez productores obtienen una cosecha de diez mil kilos de oliva al año; de los que extraen una cuarta parte de aceite. "El olivo de Lumbier siempre ha sido de autoconsumo", recalcaba Santi Eleta, quien refería a la antigua tradición recogida en la obra toponímica de Jimeno Jurío. "Existen datos de 1808, de un campo de 500 piezas de olivos en el término de la Cruzada; y el término de Dolareaga (sitio del trujal), en el cercano barranco de San Bartolomé, que, se supone, aprovecharía el agua para mover la piedra del trujal.

Estas y otras historias del pasado recordaban el domingo en Lumbier, entre el aroma de tostadas, que se colaba por sus calles, durante una fiesta amenizada por los gaiteros, que promete continuidad.








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