Lumbier saca su aceite a la calle en el I Día de la Tostada
Los olivareros locales organizaron la fiesta, con vocación
de continuidad
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La fiesta tuvo gran aceptación en la localidad. (M.Z.E) |
LUMBIER - El grupo de olivareros de Lumbier disfrutó e hizo
disfrutar a todos los vecinos y vecinas que quisieron acercarse el domingo a la
plaza de Santa María, donde se celebró el I Día de la Tostada, organizado por
este colectivo. Treinta y cinco kilos de pan, el doble de vino, y una cantidad
de aceite y de ajos sin precisar se repartieron en el día del estreno de la
fiesta. "Hace años que veníamos dándole vueltas a la idea hasta que nos
hemos lanzado con ilusión", explicaba Pedro Ustárroz.
Les pareció sencillo: pan, vino,
aceite y ajos, todo de Lumbier; elegir un lugar, la plaza de Santa María,
céntrica e infrautilizada, y una fecha, después de la famosa de Arróniz. El
aceite y los ajos los pusieron ellos; el pan y el vino lo aportaron gustosos
los panaderos (incluido el de Artieda) y los bodegueros locales. Faltaban solo
los comensales, que comenzaron a llegar a primeras horas y no dejaron de
hacerlo a lo largo de toda la mañana atraídos por la novedosa iniciativa que
les permitió degustar el producto de la oliva que cultivan con afición y cierto
orgullo. "Nos sentimos orgullosos de mantener la tradición de los olivos y
de organizar esta fiesta para el pueblo", apuntaba Tomás Belzunegui.
ZONA LÍMITE "Lumbier es el
último pueblo de la zona donde se encuentran olivos, almendros y uvas",
afirmaba Alberto Bidondo, que plantó sus olivos hace trece años. Él cultiva la
arbequina, aunque la más autóctona es la vidrial, que aguanta más el
frío", apuntaban, y que junto con la empeltre son las variedades que se
cultivan en la localidad. Crecen en parajes como La Piedra, El Lardín, Bijués
debajo de la Peña, o en Saso Tabía, donde conviven olivos jóvenes y
centenarios, cuya cosecha se junta con la de Aibar y parte hacia Arróniz, en
cuyo trujal se convierte en aceite por lo que toma su DO. EEs un aceite
producto de mucha mezcla. Ahora estamos pensando comprar la máquina necesaria y
elaborar nuestro propio aceite. En este caso, tendríamos otra tostada con otro
aceite, más fuerte, gustoso y ácido, y cada uno de nosotros, con el suyo",
señalan.
A día de hoy, entre diez
productores obtienen una cosecha de diez mil kilos de oliva al año; de los que
extraen una cuarta parte de aceite. "El olivo de Lumbier siempre ha sido
de autoconsumo", recalcaba Santi Eleta, quien refería a la antigua tradición
recogida en la obra toponímica de Jimeno Jurío. "Existen datos de 1808, de
un campo de 500 piezas de olivos en el término de la Cruzada; y el término de
Dolareaga (sitio del trujal), en el cercano barranco de San Bartolomé, que, se
supone, aprovecharía el agua para mover la piedra del trujal.
Estas y otras historias del
pasado recordaban el domingo en Lumbier, entre el aroma de tostadas, que se
colaba por sus calles, durante una fiesta amenizada por los gaiteros, que
promete continuidad.