viernes, 24 de junio de 2011

Juan de Hera




Ensamblador y arquitecto, tomó parte en la ejecución de una caja de órgano para la iglesia de Lumbier e hizo la sillería del coro para la colegiata de Roncesvalles. Su primera obra importante fue el retablo de la iglesia de Artieda (1611-1614), y junto con Gaspar Ramos realizó varios retablos (Artieda, Garayoa...) en los que Juan realizaba la arquitectura y Ramos la escultura. Años después tuvieron varios pleitos entre ellos.


HERA, Juan de

Arquitecto y ensamblador vecino de Lumbier que mantuvo una colaboración continuada con el escultor de Sangüesa Gaspar Ramos. Ambos realizaron un retablo para la Colegiata de Roncesvalles, en la actualidad trasladado a la parroquia de Yesa y reformado, además de la caja de órgano que hizo el propio Juan de la Hera para el mismo templo. Hacia 1611 comenzó el retablo mayor de Artieda y sin finalizar esta obra marchó a tierras de Aragón a un lugar llamado El Frago (Zaragoza) en cuya parroquia el retablo mayor de estilo romanista debe de ser obra del maestro de Lumbier, quien trabajó en algunos retablos más de aquella zona, que forma parte del área de influencia de los talleres navarros fronterizos.
 
La colaboración artística del binomio Hera-Ramos dio sus frutos en por lo menos diez retablos -Abaurrea Alta y Abaurrea Baja, Artieda, Garayoa, Esparza de Salazar, Orradre, Domeño, Grez, Elorz y Santacara- que responden a unas características comunes aunque existan lógicas diferencias de calidad. En lo que respecta a la arquitectura de los retablos, la utilización de estípites estriadas en el primer cuerpo con tres espejitos en sus fustes es una de sus peculiaridades como lo son el uso de frontones. Las trazas más correctas las presentan los retablos de Elorz y Domeño. La escultura, obra de Ramos, se mantiene dentro de los modos manieristas en la preferencia por el canon alargado de las figuras, cuya cabeza resulta pequeña con relación al cuerpo. Hábil en la composición de las escenas, agrupa con naturalidad las numerosas figuras de que las compone. Destaca entre los retablos citados el de Esparza de Salazar con escenas de la vida del Bautista y de San Sebastián compuestos con figuras elegantes y alargadas, y un monumental San Andrés, titular del retablo.
 
Muy estimable es también la escultura de Artieda, especialmente en las figuras de bulto, muy pegadas todavía a los modelos de Juan de Anchieta que estos escultores de Sangüesa pudieron contemplar en el retablo de la villa cercana de Cáseda. Tanto San Antón como San Zacarías de Artieda están inspiradas en el Moisés miguelangelesco. Igualmente, la escultura del retablo de Santacara sobresale por su calidad, combinando el clasicismo en las cabezas de las santas de tradición romanista -Santa Bárbara- con el naturalismo de los santos franciscanos propio de los nuevos tiempos. Sagrarios-expositores con estructura de templete, muy correctos de traza, completan estos retablos.
 
Juan de Hera, retablo de Artieda
Juan de Hera, retablo de Artieda

Voces relacionadas


PLATERÍA
 
J. Clavería y A. Valencia, Crucifijos en Navarra (Pamplona, 1962).
 
VELÁZQUEZ DE MEDRANO, José
 
Olite, (Pamplona, 1985), p. 14, 277, 468 y 470.

Bibliografía

M.C. García Gaínza, La escultura romanista en Navarra (Pamplona, 1969), p. 193-209. T. Biurrun, La escultura, religión, y Bellas Artes en Navarra durante la época del Renacimiento (Pamplona, 1935), p. 391. J.C. Labeaga Mendiola, Noticias de algunos retablos aragoneses del taller de Sangüesa. Actas III Coloquio de Arte Aragonés (Huesca, 1985), p. 207-221.





 

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