“El cohete es una mezcla de tensión, emoción y alegría, y éste más, en mi último año en el Ayuntamiento”
José Ignacio Burguete, lumbierino
y concejal de AIL, pondrá hoy en marcha el motor de las fiestas de Lumbier con
el disparo del cohete
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Burguete, preparado sin pereza, se adelantó a la fiesta vestido de blanco y rojo. (M. ZOZAYA ELDUAYEN) |
LUMBIER - Afirma que no le gustan los protagonismos, pero hoy a las
12.00 en Lumbier todas las miradas estarán puestas en él. José Ignacio Burguete
Ollo, de 57 años, concejal de la Agrupación Independiente de Lumbier (AIL),
prenderá la mecha que dará paso a seis días de fiestas. El honor le llega como
despedida tras dos legislaturas consecutivas comprometido con la labor
municipal.
Ocho años de
concejal sin tirar el cohete. ¿Le tocaba ya?
-Creo que sí. Así lo ha decidido el alcalde, y la teniente
de alcalde, que no me han dejado opción. En la anterior legislatura no lo tiré.
No me gustan los protagonismos, pero esta vez, me he decidido.
¿Y cómo lo
lleva?
-Bueno, es algo fuerte que impacta, impresiona e ilusiona.
Yo defino el cohete como una mezcla de tensión, emoción y alegría. La sensación
de asomarse al balcón y ver que todo el mundo te espera abajo tiene que ser
potente.
Siempre cerca
del cohete, sin poder acudir por su trabajo (su casa y la carnicería que
regenta lindaba con la Casa Consistorial hasta hace poco). ¿Le gusta este
momento del inicio de las fiestas?
-Sí, ya lo creo, aunque no lo he podido disfrutar por mi
trabajo en la carnicería. Es más, he declinado la oferta de lanzarlo otros años
porque para mí es un día de mucho trabajo. Nunca he faltado en fiestas, y de
irme de vacaciones, lo haría después. Pero el tren pasa; lo coges, o se va.
Esta vez, lo cojo. Es una ocasión, normalmente irrepetible, que quiero
aprovechar.
El tren se va,
y usted también. ¿Ocho años en el Ayuntamiento son muchos?
-Pesan. Compaginar la vida laboral, familiar y municipal es
duro y difícil. Hay que vivirlo para saberlo.
Se ha ocupado
de Industria y Comercio, ¿que sensación le deja el balance?
-En general de satisfacción, sobre todo por el intenso
trabajo que fue la negociación para que Acciona se instalara en Lumbier.
Reuniones, expropiaciones, acuerdos y desacuerdos, aunque el mayor peso lo
llevó el alcalde, Mauro Gogorcena. Fue una tarea ardua. Pero en conjunto me voy
satisfecho y orgulloso de haber servido y trabajado por mi pueblo.
Lumbier pagó
un alto precio no exento de fricciones en la corporación. ¿Se cumplieron las
expectativas?
Acciona ha sido un revulsivo para el pueblo y la comarca,
hasta el Valle de Salazar, incluso, pero no ha llegado para todos. Esa pena
también me llevo. De unos 300 trabajadores, algo más de 100 son del pueblo. En
este sentido, no nos ha colmado, pero aún y así, ha merecido el esfuerzo.
¿Cómo ve
Lumbier con el paso de estos ocho últimos años?
-Lo veo vivo, en una zona privilegiada, por su entorno y
por que no ha sido azotado por la crisis. Casi no hay paro. Estamos cubiertos:
industria, comercio, servicios, educación, sanidad y cultura: Acciona, Argal,
Residencia de Ancianos, Josenea. Servicios de calidad y un comercio que
funciona ( él mismo ha emprendido una reforma reciente y sustancial de su
negocio). Cada vez se ve más gente inquieta, con ganas de hacer cosas.
¿Para sí mismo,
o para el pueblo?
-Hay de todo. Yo quiero destacar la gente comprometida
desinteresadamente con la vida cultural, social y deportiva de la localidad .
Música, banda, txaranga, gaiteros... Tenemos coro y auroros, grupo de teatro,
danzas, exposiciones de artistas locales y de Etnografía; conciertos de nuevos
grupos, un frontón activo, el CD Ilumberri, piscina cubierta.... Lumbier tiene
futuro, con la implicación de todos.
¿También en el
Ayuntamiento?
-Por supuesto. Por aquí tendría que pasar todo el mundo que
esté capacitado. No es lo mismo hablar en la calle que hablar en la mesa de
plenos. Defender con pasión lo que crees, aún con momentos de tensión, que te
pasan factura, y que también te llevas a casa.
No hay futuro,
sin juventud. Tiene dos hijos de 25 y 23 años, Iñigo y David ¿Cómo es la de
Lumbier?
-Sana. Creo que tenemos una buena juventud. Son los que
tienen que tirar del carro en todas las facetas de la vida. Yo les animo a
trabajar por el pueblo, y , en estos días, a que saquen la fiesta a la calle.
Volvamos a las
fiestas. ¿Cómo las vive?
Compaginándolas con el trabajo, como siempre. De todos, me
quedo con el Día de San Ramón, festivo y especial para mí, con la misa cantada,
el coro, la comparsa , la txaranga. Gracias a todos ellos es un día grande. En
estos años de crisis, su presencia es un ejemplo de que es posible unas fiestas
participativas con menos dinero.
¿Aprecia
diferencias con las de su juventud?
-Ahora el día le gana terreno a la noche, aunque a mí la
txaranga nocturna y las verbenas me encantan.
¿Ha pensado
que dirá, y un deseo?
Será un grito tradicional, en castellano y euskera. Mi
deseo es que se disfruten a tope. Son seis días al año, (hasta el jueves). ¡Aprovechémoslos!
Que sean alegres de verdad.
Fuente: Noticias de Navarra